jueves, 13 de noviembre de 2008

Su mano y nuestra mano

weistling-refuge-strength

No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia. He aquí que todos los que se enojan contra ti serán avergonzados y confundidos; serán como nada y perecerán los que contienden contigo. Buscarás a los que tienen contienda contigo, y no los hallarás; serán como nada, y como cosa que no es, aquellos que te hacen la guerra. Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudo.
(Isaías 40:1-13)

Este pasaje de Isaías comienza tanto con un mandamiento como con una promesa: No temas, porque yo estoy contigo. Vemos que Israel recibe el mandato de no temer. Temor, preocupación, ansiedad a menudo son pecado. Cuando el Dios que reina las naciones es descrito en Isaías 41:2-4, el Dios que nos escogió y amó como se nos dice en Isaías 41:8-9, cuando ese mismo Dios nos dice que no temamos, ¡debemos tomarlo seriamente! Pero aquí también vemos una promesa. No tememos porque el Señor nos ha dicho: "yo estoy contigo". ¿Qué más necesitamos? Si Dios es por nosotros ¿quién puede prevalecer en nuestra contra? (Romanos 8:31)

Dios es suficientemente bueno como para darnos razones para no temer. Somos más propensos al temor y al desánimo si sentimos que estamos solos. Pero no estamos nunca solos, porque Dios ha declarado: "No temas, porque yo estoy contigo"

Existe otra razón: "no desmayes, porque yo soy tu Dios". Es como si Dios dijera: "¿Te acuerdas de mí?, ¿el Dios de todo poder y Gloria?, ese soy yo. Yo soy tu Dios". Años atrás, J. B. Phillips escribió un libro maravilloso titulado: "Tu Dios es demasiado pequeño". En él, el autor mostraba cómo cuando la gente olvida la grandeza de Dios, desmayan más fácilmente. Pero Dios dice: "no desmayes, porque yo soy tu Dios".

Hay aún más razones para no temer: "yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia". La fortaleza y gloria de Dios lo hacen capaz de ayudarnos. Pero es Su amor el que lo hace decirnos: "siempre te ayudaré"; es Su amor el que nos sostiene.

Sabiendo esto, deberíamos la terrible naturaleza de nuestro miedo e incredulidad. Nuestro miedo y falta de fe le dicen a Dios "Tú no estás conmigo. Tú no eres el Dios de gloria y poder. Tú realmente no me amas". ¿Podría ser esto así alguna vez? ¿Que los hijos de Dios digan que no pueden creerle a su Dios? "¡Oh pecado de pecados!, que arrebata la mismísima deidad de Dios, pues si Dios no es verdadero en lo que dice, entonces no es Dios; y si no es digno de ser creído, tampoco es digno de ser adorado, pues un Dios en quien no puedes confiar, tampoco puedes adorarle" (Spurgeon)

Podemos confiar en Dios, porque El también ha prometido tratar con cada enemigo en nuestra contra: "He aquí que todos los que se enojan contra ti serán avergonzados y confundidos". Dios tratará con nuestros enemigos, si nosotros mantenemos nuestra confianza en El. El sabe qué hacer que nuestros adversarios-trátese de hombres o demonios- sean avergonzados y confundidos.

Esta sección concluye maravillosamente: "Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudo." En Isaías 41:10, Dios prometió siempre sustentarte "... con la diestra de mi Justicia" Esa es la mano de Dios sosteniéndonos. Ahora, vemos la mano de Dios tomando nuestra mano derecha, y dándonos fortaleza sobre el temor, la duda y nuestros adversarios.

El quiere tomar tu mano y darte la fuerza para no temer.

David Guzik

No hay comentarios: