Consolaos, consolaos, pueblo mío, dice vuestro Dios. Hablad al corazón de Jerusalén; decidle a voces que su tiempo es ya cumplido, que su pecado es perdonado; que doble ha recibido de la mano de Jehová por todos sus pecados.
Isaías 40:1-2
El viejo predicador estaba dando un consejo, lo puso bien simple al decir: "Predica a corazones rotos y nunca te faltará audiencia". Isaías habló a ese tipo de corazones lastimados cuando clamó bajo la inspiración del Espíritu Santo: "Consolaos, consolaos pueblo mío" Isaías sabía lo que era instruir y advertir al pueblo de Dios; pero el Señor también quería que su pueblo recibiera Su consuelo. 2 Corintios 1:3 habla de nuestro Señor como "El Dios de toda consolación"; ¡Dios quiere que Sus mensajeros hablen consuelo a su pueblo!
Dios le dijo a Isaías "Habla al corazón de Jerusalen" Esto significa que Jerusalen necesitaba una palabra de consolación. Esto quiere decir que Dios tenía consuelo para darles. El consuelo de Dios no es un mensaje vacío del tipo "esperemos que las cosas mejoren". Dios siempre le da a Su pueblo razones reales de consuelo.
El mensaje fué directo: "Su tiempo es ya cumplido". Al momento en que Isaías habló esto, puede que la batalla aún pudiera vislumbrarse. Esta palabra bien podría haber sido profética; aunque aún había n ejército en contra de ellos, en lo que a Dios concernía, la guerra había terminado. Esta era una razón de consuelo.
Es en ese mismo sentido que Dios nos habla y nos dice que podemos ser más que vencedores por medio de Aquél que nos amó (Romanos 8:37). La batalla aún se deja ver, pero para el creyente en Jesucristo, la batalla ha terminado porque "Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo" (1 Juan 4:4)
Sin embargo, otro tipo de victoria estaba tomando lugar: "que su pecado es perdonado". Al momento en que Isaías habló esto, Jerusalen estaba bien consciente de su pecado - Isaías se había encargado de que así fuera. Sin embargo, el profeta habla de un día cuando el consuelo puede ser ofrecido porque su iniquidad es perdonada. Esto es consuelo real; ser reconocido como un pecador -alguien que tiene maldad- pero también saber que Dios nos ha perdonado. Esta era razón de consuelo.
Yendo más allá, "que doble ha recibido de la mano de Jehová por todos sus pecados". Esto establecía las bases para el perdón de su iniquidad - que el pecado había sido pagado completamente. Isaías, hablando en terminología del Antiguo Pacto, habló de Jerusalén llevando la maldición por desobediencia descrita en pasajes como Levítico 26 y Deuteronomio 28. Pero el mismo principio aplica al creyente bajo el Nuevo Pacto; nuestra iniquidad es perdonada porque el pecado ha sido pagado completamente. Esta es razón de consuelo.
¿Parece injusto que Jerusalén recibiera doble de la mano de Dios por todos sus pecados? Un estudioso del Antiguo Testamento dijo que "doble" significa "doblar algo, doblar a la mitad" (como en Exodo 26:9). Cuando algo es doblado, cada mitad corresponde exactamente con la otra mitad. Esto trae el pensamiento de exacta correspondencia entre el pecado y su paga. ¡En otras palabras, un pago ha sido hecho, y fue exactamente el pago que se necesitaba!
Recuerda que nuestra iniquidad nunca es perdonada simplemente porque Dios decidiera excusar nuestro pecado. Eso haría que Dios fuera injusto, un juez malvado, algo que Dios nunca será. Pero bajo el Nuevo Pacto, no somos nosotros quienes recibimos doble de mano de Dios por todos nuestros pecados; es nuestro Salvador Jesucristo, quién cargó nuestros pecados y recibió la copa doble de la ira de Dios por todos nuestros pecados.
Todo esto es mucho más que pensamientos positivos; Dios nos dio razones reales de consuelo. Toma esas razones en tu corazón hoy mismo.
David Guzik
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