martes, 14 de abril de 2009

Siete Señales en el Evangelio de Juan, #1: La necesidad de ser cambiado

Al tercer día se hicieron unas bodas... y faltando el vino... estaban allí seis tinajas de piedra para agua, conforme al rito de la purificación de los judíos... Jesús les dijo: llenad estas tinajas de agua. Y las llenaron hasta arriba. Entonces les dijo: Sacad ahora, y llevadlo al maestresala. Y se lo llevaron... llamó al esposo y le dijo: has servido el buen vino hasta ahora. Este principio de señales hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó su gloria; y sus discípulos creyeron en él. (Extraído de Juan 2:1-11)

El evangelio de Juan contiene siete señales extraordinarias realizadas por Jesús, con el objetivo de ayudar a aquellos que le seguían, a creer en El. Esta primera señal, convertir el agua en vino en la boda, es el "principio de señales" - y como resultado "Sus discípulos creyeron en El". No creyeron solo porque Jesús hizo un truco fantástico, sino porque porque todo lo que Jesús hizo respecto a esta señal estaba lleno de significado. Jesús no solo proveyó de vino para que una novia y su esposo se salvaran de tal vergüenza en el día de su boda; El pintó un cuadro al que podemos mirar cuidadosamente.

Considera cómo Jesus realmente hizo este milagro. No dijo una sola palabra, o cerró sus ojos fuertemente para hacerlo; El simplemente ejercitó SU voluntad. Jesús no necesitó elaboradas ceremonias o palabras mágicas y supersticiosas para hacer cosas milagrosas. En este milagro, Jesús también mostró que El trajo una nueva obra, una obra que podría ser más gloriosa que la obra del Antiguo Pacto asociado con Moisés. Las tinajas de piedra estan conectadas simbólicamente con el sistema de Ley, porque eran usadas específicamente en la purificación ceremonial. Moisés volvió el agua en sangre (mostrando que el resultado de la Ley es muerte), pero Jesús volvió el agua en vino, mostrando la dicha y el gozo del Nuevo Pacto - y además ¡era un vino realmente bueno también!

También es importante ver que Jesús deseó la cooperación de la gente en este milagro. El pudo haber llenado las tinajas por sí mismo - después de todo, ¡Jesús no era un flojo! O, simplemente pudo haber creado fácilmente el líquido en las tinajas. Ahora, los sirvientes no causaron el milagro; sus esfuerzos solos, eran completamente insuficientes. Sin embargo, por su obediencia a Jesús, compartieron el gozo del milagro. Ellos podrían haber dicho, "¡miren lo que NOSOTROS hicimos!" aunque realmente Jesús lo hizo todo.

También vemos que los sirvientes obedecieron a Jesús sin cuestionarlo, pese a que era bastante trabajo que hacer. Ellos debían llenar las tinajas "hasta arriba", la intención era que hubiese la mayor cantidad de vino posible. Si ellos hubieran sido perezosos en lo que hicieron, y solo hubieran llenado las tinajas a la mitad, el vino resultante hubiera sido solo la mitad. Lo mejor de todo, es que solo los sirvientes realmente supieron lo que sucedió. ¡Este es siempre el caso!, el maestro de ceremonia realmente no supo lo que Jesús hizo, sino los sirvientes.

La primera de las siente señales de Jesús, fué un milagro de conversión - agua convirtiéndose en vino. ¿No es aquí donde la obra milagrosa de Dios debe comenzar en nuestra vida? Necesitamos ser transformados, cambiados. Y cuando los discipulos vieron el milagro de Jesús, "Sus discípulos creyeron en El". Esto no significa que no creyeran antes, pero ahora su fe había profundizado y se había re-expresado. Esto es típico en nuestras vidas Cristianas; Dios hace algo grandioso en nuestras vidas, y después creemos en El una vez más.

¿Has sido cambiado por el milagroso poder de Dios?, ¿Estás siendo un sirviente, y por lo tanto "conociendo" lo que Dios está haciendo?, ¿Estás permitiendo que El te guíe a una fe más y más profunda esta semana?. Permite que Dios toque tu vida a través de esta primera de siete señales registradas en el Evangelio de Juan.


David Guzik

lunes, 24 de noviembre de 2008

Promesas al Siervo

ABeautifulSky Así dice Jehová Dios, Creador de los cielos, y el que los despliega; el que extiende la tierra y sus productos; el que da aliento al pueblo que mora sobre ella, y espíritu a los que por ella andan: Yo Jehová te he llamado en justicia, y te sostendré por la mano; te guardaré y te pondré por pacto al pueblo, por luz de las naciones, para que abras los ojos de los ciegos, para que saques de la cárcel a los presos, y de casas de prisión a los que moran en tinieblas. (Isaías 42:5-7)

En los versos anteriores de Isaías 42, Dios hizo la maravillosa promesa de un Siervo que venía - esto es, el Mesías que venía en camino, Jesús el Cristo. Esa promesa del Siervo y Su ministerio era tan hermosa que Aquel haciendo la promesa debía mostrar sus credenciales. Justamente como cuando tomamos un préstamo, el banco pide la seguridad de que nosotros podemos cumplir nuestra promesa, así éste verso es otra "verificación de crédito" a Dios.

"Dios el Señor" está más que feliz de probar Su fiabilidad hacia nosotros. Primero El nos dice que miremos hacia arriba, porque El es el "Creador de los cielos, y el que los despliega". Después nos dice que miremos hacia abajo, por que El es quien "extiende la tierra y sus productos". Después El nos dice que nos miremos en un espejo, por que El es "el que da aliento al pueblo que mora sobre ella". ¡El Dios que hizo tales grandezas puede cumplir Su promesa acerca del Siervo!

Sin embargo, el Señor no solo nos dio las promesas acerca del Siervo; El también le dio promesas al Siervo para sostenerle. Por lo que Dios el Padre le dice al Siervo, Dios el Hijo: "Yo Jehová te he llamado en Justicia, y te sostendré por la mano". Específicamente ésta es una promesa del Señor al Siervo - Jesucristo. ¡Cuánto ánimo habrá recibido Jesús de pasajes como éste cuando encaraba dificultades y pruebas durante Su ministerio terrenal!

El prometió que El le había llamado en justicia; así que era como si el Padre le dijera al Hijo Sirviente, "Porque no había nada impuro o injusto en Mi llamado, Tú puedes estar confiado de que el llamado será cumplido".

El prometió que le sostendría por la mano: así que era como si el Padre le dijera al Hijo Sirviente, "¡Yo estoy siempre contigo, para amarte y guiarte. Nunca te dejaré. Te sostengo de Tu mano en todo tiempo!"

El prometió ponerle por pacto del pueblo y luz de las naciones a los Gentiles; así que era como si el Padre le dijera al Hijo Sirviente, "Tú cumplirás el propósito por el cual te llamé. Tú traerás salvación, no solo a Tu pueblo, sino también a aquellos que están lejos, quienes parecieran estar lejos de la salvación".

El prometió que se abrirían los ojos del ciego y se daría libertad a los cautivos en prisión; así que era como si el Padre le dijera al Hijo Sirviente, "Te usaré para hacer milagrosas obras de restauración y sanidad, tanto físicas como espirituales. Tú serás usado para traer vista y libertad a muchos".

Qué gloriosas promesas, ¡cada una cumplida en el ministerio de Jesús! Por extensión, estas promesas pertenecen también a nosotros. Jesús oró, "Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo" (Juan 17:18). Así que nosotros somos enviados como siervos al mundo de la misma manera que Jesús, el Siervo Perfecto fue enviado, y por ello podemos recibir éstas mismas promesas como si nos pertenecieran a nosotros.

Así que considéralo: Dios te promete un llamado, sostenerte de la mano y guardarte, usarte para traer salvación a otros, y traer vista y libertad a muchos. Así como el Padre envió al hijo, así el Hijo nos ha enviado a nosotros.

David Guzik

viernes, 21 de noviembre de 2008

El Siervo Perfecto

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He aquí mi siervo, yo le sostendré; mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento; he puesto sobre él mi Espíritu; él traerá justicia a las naciones. No gritará, ni alzará su voz, ni la hará oír en las calles. No quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo que humeare; por medio de la verdad traerá justicia. No se cansará ni desmayará, hasta que establezca en la tierra justicia; y las costas esperarán su ley.

(Isaías 42:1-4)

Por medio del Profeta Isaías, el Señor Dios hizo un llamado: "He aquí mi siervo". Con esto, el Señor llama a todos los pueblos - el pueblo de Israel, y las costas - y les dice que estudien, que pongan su atención en Su Siervo. El contesto hace claro que éste es el Mesías, Jesucristo. Adicionalmente, Mateo citó Isaías 42:1-15 y plenamente dijo que ésta es una profecía cumplida en Jesús (Mateo 12:16-21). Así que con éste llamado, el Señor manda a todos los pueblos a poner su atención en Jesús.

Jesús es el Siervo perfecto; ciertamente, El es un Siervo para su pueblo. El nos sirve a nosotros; no solo con lo que hizo en el pasado, sino que también nos sirve cada día por medio de su constante amor, cuidado, guianza e intercesión. Jesús no dejó de servir cuando ascendió al cielo; El le sirve a su pueblo más efectivamente desde el cielo.

Jesús no solo es un siervo, El también es "Mi Escogido en quién mi alma tiene contentamiento". Jesús es el máximo Elegido, nuestra elección es realmente cuestión de haber sido escogidos EN Jesús. Como Pablo escribió en Efesios 1:4: según nos escogió en él antes de la fundación del mundo. La expresión: "En quien mi alma tiene contentamiento" nos muestra que para el Señor, la elección no es una cosa técnica, calculadora y fría. Está conectada profundamente con Su amor y aprobación. Cuando Dios escoge a alguien, Su alma se deleita en aquella persona. Si eres escogido en El antes de la fundación del mundo, entonces Dios dice: "mi alma se deleita en tí".

"He puesto sobre él mi Espíritu" esto nos recuerda que Jesús era lleno del Espíritu, y ministró en el poder y fluir del Espíritu Santo (Mateo 3:16). "El traerá justicia a las naciones" esto nos dice que el ministerio del Siervo, el Mesías, no estaría restringido al pueblo Judío. El también tendría un ministerio a los Gentiles (las naciones), llevándoles justicia y rectitud.

Dios dice de Jesús el Siervo: "No gritará, ni alzará su voz" esto no significa que Jesús nunca habló con fuerza. Se refiere a que su corazón y acciones serían gentiles y humildes. Jesús no se abrió paso hablando encolerizada, fuerte y abrumadoramente, sino por el Espíritu de Dios que estaba sobre El.

Es más, "No quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo que humeare;" Esta es otra referencia al carácter gentil de Jesús. La caña es una planta francamente frágil, sin embargo si una caña está desgastada, el Siervo la manejará con tal gentileza que no la quebrará. Y si una mecha usada para iniciar un fuego, no arde sino que humea, El no ahogará la mecha hasta que extinga el poco calor que tiene. En su lugar, el Siervo gentilmente soplará sobre el pábilo humeante, dándole el aire que necesita ¡hasta que la flama vuelva!

A menudo sentimos que Dios trata duramente con nuestras debilidades y fallas. La verdad es totalmente opuesta. El trata con esas cosas gentilmente, tiernamente, ayudándonos a lo largo del camino hasta que la caña cascada es fuerte nuevamente y la humeante mecha arde en su totalidad.

Jesús ve el valor en una caña cascada, aún cuando nadie más puede. ¡El puede hacer que la más hermosa música salga de una caña cascada, mientras El pone su fortaleza en ella! Aunque un pábilo humeante, -usado como mecha en lámparas de aceite- no es bueno para nada, Jesús sabe que es valiosa para lo que sirve si se le refresca con aceite. Muchos de nosotros somos como una caña desgastada, y necesitamos ser fortalecidos con poder en el hombre interior por Su Espíritu (Efesios 3:16). Otros son como una mecha humeante, y pueden arder brillantemente para el Señor nuevamente, solo cuando sean empapados en aceite, con un suministro constante, al ser llenos del Espíritu Santo.

La descripción de Jesús continua: "por medio de la verdad traerá justicia. No se cansará ni desmayará" El siervo es gentil, pero no débil. "Por medio de la verdad traerá justicia". No existen dos caminos al respecto; sucederá, y el desánimo o las fallas no detendrán al Siervo.

¿No es hermoso que Jesús nunca se desanima y nunca desmaya? Cuando nosotros pensamos en el trabajo que El tiene que hacer, los obstáculos que El debe vencer y las herramientas con las que El necesita trabajar, es asombroso que nunca desmaye, que nunca se desanime. Esto se debe a que ¡El tiene todo poder y autoridad!

"Hasta que establezca en la tierra justicia; y las costas esperarán su ley" La obra del Siervo se extenderá por toda la tierra y todos los pueblos - incluso aquellos en costas distantes- le servirán. El éxito de Jesús es una certeza. El no puede fallar con una obra que El comienza. Recuerda, la buena obra que El ha comenzado en tí, El la completará (Filipenses 1:6)

David Guzik

Porqué El vino

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En el evangelio de Juan, hay cinco lugares dramáticos donde Jesús nos dice por qué El vino. Así que, ¿por qué vino Jesús? Que sea El quien nos lo diga con sus propias palabras:

 

 

EL VINO PARA SER UN SIERVO: Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.  (Juan 6:38) Esto nos dice de dónde vino Jesús -del cielo. El no solo vino del cielo en el sentido de visitar la tierra. ¡Dios no necesitaba visitar la tierra como un tipo de turista cósmico! Notemos que Jesús dijo: "he descendido del cielo". El descendió del cielo, descendió de Su lugar de completa majestad y gloria. El no perdió la majestad y gloria que tenía, pero sí hizo una decisión para descender de aquél status, ocultándolo y rehusando disfrutar de sus esplendores por un tiempo.

Este verso también nos dice a qué vino Jesús: a hacer la voluntad de Dios el Padre, quien lo envió. Esta era parte de su descenso del cielo - Dios hecho carne, tomando la posición de servicio totalmente sumiso. En esto, Jesús nos mostró la importancia de permitir que Dios dirija nuestras vidas, en vez de tratar de que El apoye nuestra agenda.

EL VINO A DIVIDIR A LOS HOMBRES: "Dijo Jesús: Para juicio he venido yo a este mundo; para que los que no ven, vean, y los que ven, sean cegados" (Juan 9:39) Jesús vino a ser una línea divisoria entre la humanidad. Hay un lugar en lo alto de las Montañas Rocosas, conocido como "División Continental" el lugar donde Norte América se divide entre este y oeste, la línea que determina si una gota de agua fluirá al este hacia el Atlántico, o al oeste hacia el Pacífico. Jesús es la gran división de la humanidad; nosotros podemos o aceptarle, o rechazarle. Nuestra decisión no determina quien es Jesús; determina quienes somos nosotros. Cierto hombre permanecía de pie contemplando una pintura hecha por un gran maestro. Después de cierto tiempo, un ujier del museo le preguntó qué pensaba. "Estoy tratando de decidir si me gusta el trabajo de éste pintor" le dijo. El ujier replicó: "Esa pintura no está en juicio, pero sí lo está tu habilidad como crítico de arte". Lo que pensamos acerca de Jesús dice más de nosotros que de El.

EL VINO A DAR VIDA: "El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Juan 10:10) Mucha gente se pregunta acerca de la vida y la muerte; aún más personas se preguntan acerca de la vida durante la vida. Jesús vino a darnos vida, y vida eterna por cierto. Cuando nosotros decimos vida "eterna", no nos referimos a su duración solamente, sino a la calidad de esa vida - una calidad de vida que disfrutamos justo ahora en Cristo Jesús. Para el cristiano, la vida eterna no comienza cuando morimos sino, tan pronto la recibimos como un regalo de nuestro Dios. Jesús vino como un hombre a darnos vida.

EL VINO A SER LUZ DEL MUNDO: "Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas. " (Juan 12:46) Nosotros cantamos ésta idea en la canción "Oh pequeña ciudad de Belén": "Aún en las obscuras calles brilló la eterna Luz". No solo  las calles de Belén las que estaban en la oscuridad, sino el mundo entero estaba sumido en tinieblas espirituales hasta que Jesús vino. El trae luz, no solo al mundo como un todo, sino a  cada vida que le recibe.

EL VINO PARA TRAER LA VERDAD: "Le dijo entonces Pilato: ¿Luego, eres tú rey? Respondió Jesús: Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz." Al caminar en ésta tierra, Jesús hizo que mucha gente se sintiera bien. ¿Quién podría sentirse de otro modo si su hijo era sanado, o si recibía un desayuno de pescado y pan gratis por parte de Jesús? Pero Su verdadero propósito, no era hacer que la gente se sintiera bien. El mismo dijo: "para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad..." Le agradecemos por cada vez que nos hace sentir bien, pero nosotros centramos nuestra vida en algo más grande. Con los ojos de tu corazón, mira al Bebé en el pesebre, y considera por qué El vino. ¿Acaso no es El mayor que tú y que todos nosotros? Si lo es, el hecho de Su venida importa mucho más que cualquier buen sentimiento que pudiéramos tener o no. Su persona y Su verdad nos dan algo mayor por qué vivir -algo mayor que darle a El.

"¡Oh santo niño de Belén!" desciendo a nosotros, te pedimos;

Quita nuestro pecado y entra, nace hoy en nosotros.

Escuchamos los angeles de Navidad, las nuevas de gozo nos dan;

¡Oh ven a nosotros, habita con nosotros, Señor nuestro Emanuel!

 

David Guzik

jueves, 13 de noviembre de 2008

Su mano y nuestra mano

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No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia. He aquí que todos los que se enojan contra ti serán avergonzados y confundidos; serán como nada y perecerán los que contienden contigo. Buscarás a los que tienen contienda contigo, y no los hallarás; serán como nada, y como cosa que no es, aquellos que te hacen la guerra. Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudo.
(Isaías 40:1-13)

Este pasaje de Isaías comienza tanto con un mandamiento como con una promesa: No temas, porque yo estoy contigo. Vemos que Israel recibe el mandato de no temer. Temor, preocupación, ansiedad a menudo son pecado. Cuando el Dios que reina las naciones es descrito en Isaías 41:2-4, el Dios que nos escogió y amó como se nos dice en Isaías 41:8-9, cuando ese mismo Dios nos dice que no temamos, ¡debemos tomarlo seriamente! Pero aquí también vemos una promesa. No tememos porque el Señor nos ha dicho: "yo estoy contigo". ¿Qué más necesitamos? Si Dios es por nosotros ¿quién puede prevalecer en nuestra contra? (Romanos 8:31)

Dios es suficientemente bueno como para darnos razones para no temer. Somos más propensos al temor y al desánimo si sentimos que estamos solos. Pero no estamos nunca solos, porque Dios ha declarado: "No temas, porque yo estoy contigo"

Existe otra razón: "no desmayes, porque yo soy tu Dios". Es como si Dios dijera: "¿Te acuerdas de mí?, ¿el Dios de todo poder y Gloria?, ese soy yo. Yo soy tu Dios". Años atrás, J. B. Phillips escribió un libro maravilloso titulado: "Tu Dios es demasiado pequeño". En él, el autor mostraba cómo cuando la gente olvida la grandeza de Dios, desmayan más fácilmente. Pero Dios dice: "no desmayes, porque yo soy tu Dios".

Hay aún más razones para no temer: "yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia". La fortaleza y gloria de Dios lo hacen capaz de ayudarnos. Pero es Su amor el que lo hace decirnos: "siempre te ayudaré"; es Su amor el que nos sostiene.

Sabiendo esto, deberíamos la terrible naturaleza de nuestro miedo e incredulidad. Nuestro miedo y falta de fe le dicen a Dios "Tú no estás conmigo. Tú no eres el Dios de gloria y poder. Tú realmente no me amas". ¿Podría ser esto así alguna vez? ¿Que los hijos de Dios digan que no pueden creerle a su Dios? "¡Oh pecado de pecados!, que arrebata la mismísima deidad de Dios, pues si Dios no es verdadero en lo que dice, entonces no es Dios; y si no es digno de ser creído, tampoco es digno de ser adorado, pues un Dios en quien no puedes confiar, tampoco puedes adorarle" (Spurgeon)

Podemos confiar en Dios, porque El también ha prometido tratar con cada enemigo en nuestra contra: "He aquí que todos los que se enojan contra ti serán avergonzados y confundidos". Dios tratará con nuestros enemigos, si nosotros mantenemos nuestra confianza en El. El sabe qué hacer que nuestros adversarios-trátese de hombres o demonios- sean avergonzados y confundidos.

Esta sección concluye maravillosamente: "Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudo." En Isaías 41:10, Dios prometió siempre sustentarte "... con la diestra de mi Justicia" Esa es la mano de Dios sosteniéndonos. Ahora, vemos la mano de Dios tomando nuestra mano derecha, y dándonos fortaleza sobre el temor, la duda y nuestros adversarios.

El quiere tomar tu mano y darte la fuerza para no temer.

David Guzik

martes, 11 de noviembre de 2008

Recibiendo la fuerza de Dios

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El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.
(Is. 40:29-31)

Isaías 40 es ciertamente un gran capítulo, y uno de los temas más grandes en él, es la grandeza y gloria de Dios. Isaías nos ha dicho: "¡Ved aquí al Dios vuestro¡" (Is. 40:9). Nos ha contado la grandeza de Dios como pastor (Is. 40:11). Nos ha dicho cómo la mano de Dios es suficientemente grande para medir las aguas de la tierra, y que El es tan grande como para pesar las montañas en balanza (Is. 40:12). Nos ha dicho que las naciones son como una gota en el balde de Dios (Is. 40:15), y que ningún sacrificio animal es suficientemente grande para El (Is. 40:16), nos dijo también que nada es igual a Dios (Is. 40:25)

Después de todo esto, Isaías lo aplicó  a la situación de aquellos que necesitan fortaleza. Escribió lo siguiente: "El da esfuerzo al cansado". Después de explicar toda la grandeza y gloria de Dios, ahora Isaías explica otro beneficio que podemos recibir de nuestro Dios - ¡El nos da Su gran Poder!. Notemos a quién le da poder nuestro Dios: al cansado, y a quienes no tienen fuerza alguna, El se las multiplica. Aquellos que son orgullosos y que confían en su propia sabiduría y fuerza, no recibirán fortaleza de parte de Dios.

No obstante, "Los muchachos se fatigan y se cansan". Aquellos que piensen de sí mismos como fuertes, encontrarán que son débiles. La fuerza de Dios es reservada para aquellos que reconocen que son débiles, y saben que en ellos no hay capacidad.

Así permanece la promesa: "Pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas". ¿Cómo se recibe esta fortaleza de parte del Señor?. La recibimos al esperar en el Señor. La idea detrás de esperar en el Señor no es la de sentarse pasivamente por ahí hasta que el Señor haga algo. Sí, Dios nos da fuerza; pero no esperamos que lo haga mientras yacemos en nuestra pasividad. El derrama esa fuerza sobre nosotros cuando le buscamos, cuando dependemos de El en lugar de nuestras propias fuerzas. Si somos débiles ¡es porque no estamos esperando en el Señor!

También se nos dice que El renovará nuestras fuerzas (los que esperan en Jehová tendrán nuevas fuerzas); fuerzas que alguna vez recibimos cuando vinimos al Señor por primera vez en debilidad. Entonces, esa fuerza es renovada cuando esperamos en el Señor. ¿Cómo "luce" ésta fuerza?

"Levantarán alas como las águilas". Esta es la medida de la fuerza que el Señor nos da - fortaleza para elevarse por encima de cualquier cosa-.

"Correrán y no se cansarán; caminarán y no se fatigarán". Este es el propósito de la fuerza que el Señor nos da - fuerza para avanzar y progresar para El- No es fortaleza para presumir, sino fuerza para avanzar.

"Cansado" en Isaías 40:29 y "Fatigar" en Isaías 40:30 son la misma antigua palabra Hebrea, que significa "fallar por pérdida de fuerza inherente". "Flaquear" o "Flaquean" en Isaías 40:30 es una palabra diferente que significa "agotamiento a causa de la dureza de la vida" Si estamos desgastados por cualquier razón, Dios está ahí para darnos fuerza - si estamos dispuestos a esperar en El.

Notemos la secuencia, porque parece extraño. Primero remontaremos con alas como de águila. Después corremos. Finalmente caminaremos. ¿Parece fuera de orden? Para nada. Primero, reconocemos que El "nos ha hecho sentar en lugares celestiales en Cristo Jesús" (Efesios 2:6). Después, nos colocamos en el curso para correr la carrera (Hebreos 12:1). Entonces estamos en el buen lugar para andar en el Señor (Col. 2:6)

La fortaleza de Dios -está ahí para ti el día de hoy. ¡Súbete!

 

David Guzik

lunes, 10 de noviembre de 2008

¿No has sabido?

creation

¿Por qué dices, oh Jacob, y hablas tú, Israel: Mi camino está escondido de Jehová, y de mi Dios pasó mi juicio? ¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance.

En los versos anteriores a ésta dramática declaración de Isaías, él llamó al pueblo de Dios a considerar el asombroso poder de Dios en la creación. Mirando la gloria de la creación de Dios, Isaías preguntó: "¿No has sabido, no has oído?" El profeta no podía creer que cada uno dudara de la grandeza de Dios cuando han visto la majestad del universo que El hizo. El asombro de Isaías era muy apropiado. ¿Cómo puede alguien mirar la gloria y el evidente diseño en la creación, y no entender que debe haber un glorioso diseñador detrás de tan glorioso diseño?.

Sin embargo Isaías, en el pasaje previo, también nos recordó el poder de Dios en esta tierra: "El convierte en nada a los poderosos, y a los que gobiernan la tierra hace como cosa vana" (Isaías 40:23). El poder de Dios y su gloria, no solo son exaltados por encima de la creación inanimada, sino sobre los hombres de poder sobre la tierra también. Cuando las personas tienen poder político o legal, es fácil que piensen de sí mismos... ¡como dioses! No obstante, hay un Dios en los cielos que reina sobre el universo, sobre las estrellas, y sobre los grandes hombres de ésta tierra.

A la luz de todo esto -todo lo que Isaías 40 nos muestra acerca de la grandeza y gloria de Dios- ahora Isaías nos muestra cómo el entendimiento de esto hace la diferencia en nuestra vida -más allá de la obvia compulsión que debemos sentir para honrar y adorar éste gran Dios-.

Isaías formuló la relevante pregunta: "¿Por qué dices, oh Jacob, y hablas tú, Israel: Mi camino está escondido de Jehová, y de mi Dios pasó mi juicio?". Entender la grandeza y gloria de Dios nos persuade de que no hay nada en nuestra vida oculto a los ojos de Dios, y no hay nada desatendido por Dios. El está ahí; El es real; y El no está en silencio.

Por tanto, Isaías hizo algunas preguntas más: "¿No has sabido, no has oído...?" Isaías hace ésta pregunta, tanto por los ateos reales que dudan de la existencia de Dios, como por los ateos prácticos, que pudieran creer en Dios; sin embargo no parecen entender que el hecho de que hay un Dios de toda la creación, hace una diferencia en la vida diaria.

Es algo sumamente fácil - creer que Dios existe, pero dudar de Su cuidado o interés sobre nuestra vida. Podemos entender intelectualmente que hay un gran Dios que creó los cielos y la tierra, pero olvidar -o dudar- que El es capaz de suplir nuestras necesidades personales y tiene la intención de hacerlo.

Así que podemos hacer la misma pregunta que Isaías: "¿No has oído?" Estos ateos prácticos necesitan escuchar lo que ya saben: que el Señor Dios es "el Creador de los confines de la tierra". Entonces necesitan oír acerca del Creador: que El "no desfallece, ni se fatiga con cansancio y Su entendimiento no hay quien lo alcance". Aquellos que realmente creen éstas verdades acerca de Dios, deberían vivir como si Dios realmente estuviera allí. El está allí; y El realmente se interesa. El Dios suficientemente grande como para crear el universo, es suficientemente personal para interesarse... en tí.

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David Guzik