sábado, 8 de noviembre de 2008

La duradera Palabra de Dios

flower

Voz que decía: Da voces. Y yo respondí: ¿Qué tengo que decir a voces? Que toda carne es hierba, y toda su gloria como flor del campo. La hierba se seca, y la flor se marchita, porque el viento de Jehová sopló en ella; ciertamente como hierba es el pueblo. Sécase la hierba, marchítase la flor; mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre.
(Isaías 40:6-8)

La sección anterior de Isaías 40 describió la voz de uno que clamaba en el desierto, para preparar el camino del Señor. Aquí, sin embargo, el profeta hace una importante pregunta: "¿Qué tengo que decir a voces?" La voz en el desierto sabía que tenía un importante trabajo, pero quería saber exactamente cuál debería ser su mensaje.

El mensaje era acerca de la fragilidad del hombre: "Toda carne es hierba". Isaías pensó en el hermoso pasto verde que cubre las colinas de Judá después de las lluvias invernales, y cuán rápidamente la hierba moría dejando las colinas de color café y áridas. Así de frágil y débil es el hombre. Aún la belleza humana es fugaz, desvaneciéndose tan rápidamente como las flores silvestres de la primavera. ("toda su gloria como flor del campo"). ¿Por qué es tan frágil la vida del hombre? "Porque el viento de Jehová sopló en ella" El hombre se encuentra en este estado de fragilidad por voluntad de Dios. Es para la gloria de Dios y de acuerdo a Su plan que el hombre sea así de frágil, y que su gloria sea tan efímera.

El mensaje era acerca de la permanencia de Dios y Su Palabra: "La palabra del Dios nuestro permanece para siempre" En contraste con la fragilidad y la vana gloria del hombre, la palabra de nuestro Dios permanece. La Palabra de Dios ciertamente ha permanecido. Ha sobrevivido siglos de transcripción manual, persecución,  a las siempre cambiantes filosofías, a las más diversas críticas, ha sobrevivido a la negligencia desde el púlpito y en las bancas, a la duda y a la incredulidad -y aún, "la Palabra de Dios permanece para siempre".

En el año 303 d. C. el Emperador Romano Diocleciano, demandó que cada copia de las Escrituras en el Imperio Romano fuera quemada. Diocleciano falló, y 25 años más tarde el Emperador Romano Constantino comisionó a un estudioso llamado Eusebio para que preparara 50 copias de la Biblia patrocinadas por el gobierno.

Voltaire, el escéptico Francés que murió en 1778, dijo que 100 años después de su tiempo, el Cristianismo sería barrido de la existencia y pasaría a la historia, y que la Biblia sería un libro olvidado. Solo 50 años después de su muerte, la Sociedad Biblica de Geneva, usó su casa y su equipo de imprenta para producir grandes volumenes de Biblias.

Este mensaje, dado a voces en el desierto, tenía la intención de preparar los corazones para la venida del Señor guiándolos al arrepentimiento. El entendimiento de nuestra fragilidad y nuestra gloria pasajera, contrastado con la eternamente duradera Palabra de Dios, debería hacernos más humildes en arrepentimiento delante de Dios. Ciertamente éste mensaje funcionó en el ministerio de Juan el Bautista. (Lucas 3:7-18)

El Apóstol Pedro hizo una maravillosa referencia y aplicación a este pasaje en 1 Pedro 1:22-25. Ahí, Pedro hizo un conmovedor llamado al amor entre hermanos. Entonces, usando el pasaje de Isaías 40:8, dijo porqué deberíamos amarnos más, y lo hizo de la siguiente manera:

siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre. 24Porque:
Toda carne es como hierba,
Y toda la gloria del hombre como flor de la hierba.
La hierba se seca, y la flor se cae;
    25    Mas la palabra del Señor permanece para siempre.
Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada.

(1 Pedro 1:23-25)

Pedro hizo una bella conexión, mostrándonos que la palabra duradera de la que Isaías habló es la misma palabra del evangelio que es predicada y creída, trayendo salvación. Pedro también hizo una hermosa aplicación. Ya que ésta semilla eterna y siempre llena de potencial para traer fruto, está en nosotros, tenemos tanto la obligación como la habilidad de brindar un sincero amor a los hermanos. Quizás podríamos decir que si necesitamos amar más a otros, todo comienza con tener más de esta semilla incorruptible en nuestros corazones y permitirla crecer.

David Guzik

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